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El Nuevo Día, Mujer del Año: panelistas cuentan sus experiencias como pioneras en sus profesiones, desde el desafío hasta el éxito

Para leer el artículo original, acceda aquí.


No hay líneas rectas en sus rutas. Sus respectivos caminos han conllevado subir empinadas pendientes y atravesar escollos, que no solo han traído lucha continua, sino también sed de no rendirse, perseverar y lograr satisfacciones al ir alcanzando metas acumulativas.


La cineasta Glorimar Marrero, la chef Natalia Vallejo, la ambientalista Isabel Valentín y la doctora en ginecología y obstetricia Carmen Zorrilla han labrado un trayecto admirable, que también ha servido de puente e inspiración para otras mujeres.


Una pizca de lo que han sido sus propias experiencias ante los desafíos, fue lo que pudieron compartir durante la mañana de este miércoles, 12 de junio, en el segundo conversatorio Mujer del Año, creado por la plataforma Magacín de El Nuevo Día, bajo el tema: “Desafiando límites: mujeres pioneras y el camino por recorrer”, llevado a cabo en el “dealer” de autos Génesis en Plaza Las Américas, ambos aliados del proyecto junto con Reinhold Jewelers.


Marrero, escritora y directora del laureado filme “La Pecera”, quien contó con una histórica nominación a Premios Goya, fue enfática en mencionar que cuando comenzó a desarrollar esta ópera prima, ya había un trabajo cinematográfico realizado por mujeres importantes de manera simultánea.


“Fue como pertenecer a una generación que decidió dirigir, escribir, a la vez que también producimos, porque como mujeres tenemos que producirnos nuestras obras. Tuvimos un giro importante a nivel nacional, pero también internacional, en donde se ven las decisiones que hemos tomado las mujeres cineastas”, indicó Marrero al resaltar que ella llevaba unos 13 años ininterrumpidos antes de tomar la decisión de escribir, dirigir y a la vez producir.


Por tanto, el momento del reconocimiento a su obra, también ha servido de conversación sobre las vicisitudes, las limitaciones en financiamiento, y la importancia de cómo, además del recorrido internacional, la referida película estuvo ocho semanas en cartelera en Puerto Rico.


“Esto también es una gesta de un equipo de trabajo, y no soy yo la única mujer envuelta en esta película, era liderada la creación por mí, pero la creación de departamentos, y lo que es también la gesta de la producción creativa, hay muchas mujeres envueltas, lo que además abona al resultado de un proyecto, desde mi punto de vista”, manifestó Marrero, en el conversatorio moderado por la editora de Magacín, Leyra E. González, a la vez que habló acerca de su deseo de que otras jóvenes, que gusten de escribir, dirigir y producir, a que vean que hay un camino de cine independiente por el cual se puede empezar y evolucionar.


Por otro lado, la doctora Zorrilla, quien se desempeña como catedrática de obstetricia y ginecología de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas en la Universidad de Puerto Rico, abundó sobre el proceso de atender mujeres embarazadas, a quienes le tocaba dar un diagnóstico de VIH, cuando aún no existía tratamiento para esta condición y mientras ella también se encontraba en gestación.


“Ese trato y conexión siempre fue personal. Tuve pacientes y bebés que murieron de Sida, pero tuve pacientes que tuvieron a su bebé y que ahora tienen la edad de mi hija. Algunos que están positivos (a la enfermedad) y otros que están negativos. Vi ese contraste de mi hija nacer saludable con unas circunstancias de vida diferente y mis pacientes con otras circunstancias. Así que todo lo que yo he hecho han sido pasos uno detrás del otro”, compartió la catedrática, quien facilitó que Puerto Rico fuese pionero en el cernimiento del VIH durante el embarazo, estableciendo así política pública de ofrecer tratamiento gratuito para reducir el riesgo de transmisión en el parto.


En aquel momento, el haber tomado la decisión de crear una clínica subversiva, al tratarse de una clínica de ginecología especial para tratar a pacientes con este diagnóstico, trajo consigo recibir el estigma y el rechazo de la comunidad médica. Sin embargo, nunca claudicó ante las presiones.


“Yo no iba a dejar esta población desamparada una vez que ya yo había logrado que tuvieran un diagnóstico. No solo tuve que defender el proyecto, el concepto, y la humanidad de este grupo de personas, y empezar el proceso de orientar y educar a mi propia comunidad médica de que no se les iba a transmitir el VIH por compartir, hablar ni compartir un sándwich. De ahí en adelante fue poner un ladrillo sobre otro, hasta que luego surgen los tratamientos”, expresó la doctora Zorrilla, quien con orgullo indicó que fueron el primer lugar en empezar a dar tratamientos a mujeres en el embarazo. “Todo este logro se ve traducido a que ya en Puerto Rico no ha nacido un bebé con VIH en los últimos 25 años. Ha sido un trabajo de muchas personas, de seguir tocando puertas y mucha gente trabajar en favor de esto y no podemos dejarlo caer”.


Mientras tanto, Valentín, como promotora del medioambiente y recién graduada de bachillerato de Escuela Ambiental de Ciencia y Bosques de Nueva York y un bachillerato en Política y Ciencia Ambiental, resaltó la importancia de que las causas por las que se luchan y cada acción que se toma es valiosa por más mínima que se sienta.


“En esta etapa he aprendido que lo más importante sobre las causas por las que estamos luchando, es hacerlo en un paso razonable. Hay decisiones que ni siquiera cambian el mundo, pero uno se siente bien que está en el lado correcto de la historia y tomando responsabilidad. Me he enfocado en que las rutas que tome sean hacia el movimiento sustentable, para aplicar el ambientalismo en Puerto Rico y a nivel caribeño, aplicarlo hasta las comunidades y cómo las personas viven, porque el medioambiente se relaciona mucho con cómo las personas viven. Hay que hacerlo a un paso razonable, no se puede correr, no se puede hacer en una ruta directa y tiene que haber descanso”, comunicó la joven de 21 años, quien comenzó desde los ocho a identificarse con el tema del ambientalismo y el cambio climático.


Convencida de que con un paso consistente puede haber progreso y de que se pueden lograr cambios a futuro, Valentín continúa “alzando su voz” de un modo muy distinto a como usualmente lo hacen otras personas.


“Mi modo de hacerlo es poniendo mi pie sólido en los puntos que yo creo que son valiosos. Eso ha sido bien difícil, porque a pesar de que el feminismo ha dado muchos pasos, y de que a una mujer se le toma más en serio que hace mucho tiempo, entre ser mujer, ser racializada y ser menor de 21, nadie me toma en serio cuando uno está intentando hacer un cambio y establecer algo diverso, algo que no ha sido mencionado antes. Al no aparentar, ni ser, ni parecer lo que las personas piensan que debes ser, no te toman en serio. Levantar la voz para mí significa ser yo. Significa no dar hacia atrás ante ninguna opinión o hasta cuando alguien piense que estoy incorrecta”, dijo Valentín, para quien nunca es opción rendirse y que se describe como una persona que está “moviendo el cambio”.


Por su parte, Vallejo, propietaria del restaurante Cocina Al Fondo, en San Juan, quien se alzó con el Premio James Beard a la mejor cocinera de la región sur de Estados Unidos, reiteró cómo con ese reconocimiento se le da visibilidad a la labor de tantas mujeres que nos han alimentado, “desde el primer alimento del ser humano, que es el amor de la madre, y luego la leche”.


Entrar a la cocina como mujer, señaló que ya las pone en desventaja. “Llegar al fuego es como impensable. Yo trabajé muchos años en restaurantes, donde yo nunca pude pisar el fuego, ni manejar sartenes, ni entender esa vida. La mujer era (asignada a estar en las estaciones de) las ensaladas o los postres. Era muy marcado y no había manera de cambiar eso. A mí, en lo personal, me costó mucho en Puerto Rico”, detalló.


Partió de Puerto Rico para vivir otras experiencias y permitirse crecer en lo que quería hacer. Por tanto, lo describe como perseguir algo que sabía que en algún punto iba a aportar en ese aspecto y ser ente de cambio. Aun cuando estuvo a punto de quitarse de la profesión, se sentía en la obligación y en la responsabilidad de cambiar y de aportar a su país.


“Decido regresar con la idea de cómo yo puedo aportar ese granito, a que la mujer sí tiene la capacidad de correr una cocina, de liderarla, de tener 20 tickets con 7 platos cada uno, y meterse al fuego a sudar, a llevar a que tu equipo no se caiga, no se desanime ni pierda el control sin nada de violencia”, dijo en referencia a los estigmas que carga esta profesión.


Aunque reconoce que con la obtención del premio ha sentido mucho calor y cariño, de que genuinamente la industria le abrazó, y de que se siente querida y respetada por la gente, también agradeció el que abriera puertas y ver el impacto del turismo y económico, que trajo para ella y otros restaurantes.


Sin embargo, la chef Vallejo aclaró que su motor nunca han sido los premios ni el reconocimiento. Por tal razón, luego de celebrarlo con su equipo a su llegada y cómo sobrellevar las expectativas de los comensales a raíz del premio, prefirió que el foco no se perdiera y usarlo como una voz para visibilizar la identidad y la gastronomía puertorriqueña y todos los que podemos hacer como un proyecto país.


La experiencia no culminó sin que la modelo Sofía Jirau, quien al estar indispuesta de salud no se pudo presentar, saludara a través de un video a todos los presentes.


“Yo soy síndrome Down y rompo barreras. He logrado que otros jóvenes con y sin síndrome down puedan romper barreras“, expresó mientras aprovechó para detallar algunos de sus logros en su carrera, así como los sueños que quedan por delante, como ser una gran modelo en Europa, desempeñarse como actriz de alguna película y ser diseñadora de modas.





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